Monday, July 28, 2008

La industria argentina de software busca exportar por u$s3.000 millones

La meta es para 2016, año para el cual esperan ocupar más de 100.000 personas. Uno de los desafíos es elegir el modelo de desarrollo más adecuado. Talento entre los profesionales locales, aseguran, sobra.

Las exportaciones argentinas de software y servicios informáticos alcanzarán este año los $1.350 millones, pero la meta del sector es llegar al 2016 con ventas al exterior por u$s3.000 millones.

El objetivo de las empresas del área incluye además contar para aquel año con más de 100 mil personas ocupadas en forma directa, en empleos de alta calidad.

Las previsiones de las firmas de software para este año son llegar a los $7.100 millones de facturación en el mercado doméstico y llegar a 50 mil empleados.

Para pegar ese salto, una de las condiciones es elevar el valor agregado de las exportaciones, que hoy se concentran en su mayoría en los tres primeros niveles.

Estos van desde los servicios IT (entre u$s10 y u$s20 la hora hombre), hasta el de KPO (siglas en inglés por externalización de procesos de conocimiento), con valores de entre u$s50 y u$s100 la hora y 25% de los ingresos por royalties.

Los servicios básicos incluyen soporte y atención al cliente, y el KPO está vinculado a la subcontratación de funciones de valor, como ingeniería, diseño e investigación y desarrollo.

El titular de la empresa Neuralsoft, Gustavo Vicenconti, explicó a Télam que la diferencia entre exportar horas hombre y software terminado es tanta como "vender trigo o galletitas".

Esta firma opera en el quinto nivel de la escala, pues exporta software terminado, negocio en el que el nivel de royalties llega a 75% de los ingresos.

Pero esta industria no es como la alimenticia, y por ello las líneas entre el servicio y el producto se vuelven difusas, ya que hay servicios que implican un alto valor agregado y productos en los que la venta también conlleva servicios.

Gabriel Pineda, director de Negocios internacionales del grupo Datco, sostuvo que "la Argentina es un mercado de bajo volumen de producción, comparado con los EEUU o Europa", y destacó la necesidad de exportar "porque la venta local es pequeña".

Datco exporta esencialmente servicios y Pineda consideró "baja" la posibilidad de que el país llegue a ser un referente de exportación de productos con propiedad intelectual.

Juan Navarro, de Hexacta, sostuvo a su vez la importancia del valor agregado en los servicios, y explicó que en ese caso "la barrera entre productos y servicio es indefinida".

"Vender horas hombre por barato no funciona. Argentina no es como India", dijo Navarro, para agregar que en el caso de Hexacta se trata de "un modelo de servicios que exige interactividad con el cliente, por lo que va más allá de la hora hombre".

La elección del modelo
La industria avanza hacia la resolución de un modelo de desarrollo propio, que le permita un crecimiento sostenido y mayores exportaciones, en un marco de fuertes disputas en el ámbito regional.

Hasta el momento 95% de las exportaciones de empresas del área se identifican con el "manpower" (horas hombre), modelo que a la India le reporta ingresos anuales por u$s32.000 millones.

"Ese modelo no le conviene a la Argentina, ni por escala ni por costo ni por cultura", consideró Miguel Calelo, titular de la Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos (Cessi).

Un ejemplo de la diferencia cultural pasa por lo que están dispuestos a cobrar por hora de trabajo un programador de la Argentina y uno de India.

En ese nivel de servicios, las horas hombre tienen un valor internacional de entre u$s10 y u$s20, un precio por debajo de lo que aceptan hoy en la Argentina los técnicos y especialistas.

"Es cierto que muchas empresas nacionales aún están en esa escala del negocio, pero también es cierto que están trabajando por debajo de los costos", apuntó Calello.

Hasta hace cinco años, las firmas locales del sector sostenían que no se podía competir con India "por una cuestión de volumen", pero hoy, con un dólar más cerca de los $3 que los $3,20 de hace dos meses atrás, vuelven a aparecer las señales de alerta.

Pero además, sostuvo Calello, "el talento volvió a ser la moneda internacional que pesa", y dejar a los profesionales de la Argentina trabajando en esta rama del negocio es "un desperdicio".

Así, los modelos más adecuados para comparar a la Argentina son los de Israel e Irlanda, donde el foco en el desarrollo de la industria local y las exportaciones de valor agregado lograron elevar a 80% las ventas al exterior.

Israel exportó el año pasado u$s3.600 millones e Irlanda por aproximadamente u$s5.000 millones.

En ambos países, recordó Calello, el sector público apuntaló la industria local, no sólo con promociones sino con la creación de fondos de riesgo para financiar a las empresas.

"Y cuando el sector privado se sumó a esos fondos de riesgo, el Estado se retiró y quedaron en manos de privados", añadió.

Aquí, "sin esos capitales de riesgo el crecimiento será vegetativo", ya que al menos las PyME del sector -la gran mayoría de las de capital nacional- reinvierte 80% de sus ingresos.

"Si se incrementan los costos pasamos a no ser competitivos, y si no tenemos utilidades no podemos reinvertir", agregó.

Calello señaló por último que para el sector privado el desafío es "la asociatividad dura", la conformación de conglomerados de empresas, que afronten juntas por ejemplo la tarea de posicionar el software argentino en el exterior.

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